Por: Dra. Cesarina Flores
Pastora Iglesia de Dios de la Profecía, Verón Central.
La aflicción es parte de la vida, la aflicción es todo lo que el mundo nos puede ofrecer; Jesús dijo al respecto: «en el mundo tendréis aflicción, pero confíen, Yo he vencido a todo lo que es opuesto a mi reino». El apóstol Pablo debía estimular a sus Iglesias a seguir adelante, y a hacerlo de buena forma, mostrando una actitud de espíritu superior a cualquiera. Recuerdo sus palabras a los hermanos de Romanos (8:18) «pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse» el refrán dice: al mal tiempo buena cara».
El apóstol dice: «Estad siempre gozosos».
Hoy nos enfrentamos a diversos desafíos, se hace imperiosamente necesario aferrarnos al altar de las promesas de Dios, al refugio del aposento de oración, porque en aquel lugar podemos experimentar una fe eficaz y sustentable, para una vida de esperanza, comunión y unidad en Dios.
Jesús había advertido acerca de estos acontecimientos y dijo lo siguiente: «de cierto, de cierto os digo, que vosotros llorareis y lamentareis y el mundo se alegrará; pero, aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo» el gozo del cristiano está en saber que las circunstancias no pueden cambiar la dicha de saberse «hijo adoptado por Dios».
Este mundo en el que vivimos indudablemente nada tiene de neutralidad, más bien somos amorosamente presionados a demostrar que somos hijos legítimos de un padre de verdad y evidenciar la paz que sobre pasa todo entendimiento en medio de las grandes tormentas que tendremos que enfrentar, sabiendo que en Cristo todo es posible.
