Por: Nathalia Taveras
“Durante cinco años, aprovechó la vulnerabilidad de un adolescente para mantener una relación indebida dentro de la parroquia que dirigía.”
COSENZA, ITALIA – Un sacerdote católico fue arrestado y puesto bajo prisión preventiva en la región de Calabria, al sur de Italia, tras ser acusado de haber cometido abusos sexuales contra un menor entre los años 2015 y 2020. El joven tenía 16 años cuando comenzaron los hechos, en un contexto de actividades parroquiales organizadas por el mismo religioso.
De acuerdo con el informe oficial de los carabineros italianos, el clérigo presuntamente utilizó su posición de autoridad dentro de la comunidad y la situación familiar del menor para construir una relación ambigua, que derivó en acciones inapropiadas en espacios apartados de la estructura eclesiástica. Las investigaciones señalan un patrón de comportamiento sistemático durante varios años.
El caso ha reavivado las críticas hacia la falta de investigaciones profundas en Italia, un país donde la Iglesia Católica conserva gran poder simbólico y político. A diferencia de otras naciones europeas que han impulsado comisiones independientes para investigar casos de este tipo, Italia ha dado pasos tímidos y parciales. El primer informe publicado por la Conferencia Episcopal en 2022 solo abarcó dos años y fue considerado insuficiente por las asociaciones de víctimas.
En contraste, regiones como el Alto Adigio han comenzado a realizar estudios independientes. Uno de ellos, publicado en enero de este año, documentó al menos 60 casos ocurridos desde 1964 en la diócesis de Bolzano.

La detención en Calabria vuelve a poner en evidencia una realidad incómoda: la necesidad de rendición de cuentas dentro de las instituciones religiosas y la urgencia de proteger efectivamente a quienes más vulnerables son.





