Irán aprueba cierre de Ormuz pero aún no ejecuta el golpe que haría temblar al mundo

Una guerra en el Golfo no solo encarece el crudo, también desnuda la hipocresía energética de las potencias

Karla Silverio
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“Cerrar el estrecho de Ormuz sería como apretarle la garganta al comercio mundial. China lo sabe, Irán lo sabe… y EE. UU. ya encendió el fósforo.”

PEKÍN, CHINA – La tensión global por el estrecho de Ormuz escaló a niveles insostenibles tras el anuncio del Parlamento iraní de cerrar la ruta por donde transita el 20 % del petróleo mundial, una jugada de alto riesgo motivada por los recientes bombardeos estadounidenses sobre instalaciones nucleares en territorio iraní.

China, el mayor importador de crudo iraní, alzó la voz en un tono inusualmente directo, advirtiendo que el bloqueo de esta vía estratégica afectaría gravemente la estabilidad económica internacional. En palabras del portavoz de la Cancillería, Guo Jiakun, “el Golfo Pérsico no es solo una región conflictiva, es un canal vital para el flujo de energía y bienes”.

El vocero chino no se limitó a la diplomacia. Apuntó que los ataques a instalaciones protegidas por la Agencia Internacional de Energía Atómica violan flagrantemente el derecho internacional, y reiteró que junto a Rusia y Pakistán han solicitado ante la ONU un alto al fuego inmediato entre Irán, Israel y EE. UU.

Mientras tanto, el secretario de Estado norteamericano Marco Rubio exigía a China actuar como mediador, recordando que su economía depende críticamente de ese paso marítimo. Pero el gobierno chino evitó responderle directamente, manteniendo su presión sobre la comunidad internacional para evitar un colapso energético.

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