“Venecia no está en venta”, gritaron los activistas mientras el magnate sellaba su amor en una ciudad que se ahoga entre glamour, turistas y millones.
VENECIA. ITALIA – Lo que debió ser un acto íntimo terminó siendo un espectáculo global. Jeff Bezos y Lauren Sánchez no solo se casaron en la ciudad de los canales, sino que la transformaron —durante una semana— en el epicentro del exceso, la controversia y el turismo más exclusivo.
Desde superyates hasta serenatas de Bocelli y un pastel del mismísimo Cédric Grolet, la ceremonia fue un despliegue de riqueza que, según estimaciones oficiales, podría dejar hasta mil millones de dólares en visibilidad mediática para Venecia.
Sin embargo, no todo fue champán y aplausos. Mientras celebridades como Leonardo DiCaprio, Kim Kardashian y Oprah se movían entre islas, un sector de la ciudad gritaba “No hay espacio para Bezos”. Activistas ecologistas, comerciantes críticos del turismo fugaz y ciudadanos cansados del show protestaron con fuerza contra un evento que, según denuncian, causó cierres de canales, represión de manifestantes y una nueva herida a la identidad veneciana.
Pese a la donación de 3 millones de euros a instituciones locales, la boda no logró apaciguar las críticas al millonario fundador de Amazon, señalado por su impacto ambiental y prácticas laborales. “No es lo mismo casarse que colonizar”, escribió un activista en redes. Pero en tiempos donde el amor también tiene capital, las alianzas no se sellan con arroz, sino con drones, diamantes y helicópteros.
