«España respiró aliviada este jueves tras la llegada de un nuevo frente de tormentas que, a pesar de causar daños materiales, no dejó víctimas fatales».
ESPAÑA.- Este episodio climático se produce dos semanas después de las devastadoras inundaciones que dejaron 224 muertos, principalmente en la región de Valencia. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) rebajó su alerta roja, el nivel máximo, a naranja para el sur y este del país, destacando que lo peor ya había pasado. Esto permitió disminuir las restricciones impuestas en varias provincias, incluida Málaga y Valencia, donde se habían suspendido clases y actividades.
En el municipio de Alcudia de Veo, en la Comunidad Valenciana, las precipitaciones llegaron a los 110 mm durante la noche, mientras que en Chiva se registraron 88 mm. Las intensas lluvias generaron preocupación en los vecinos, especialmente por el estado del alcantarillado que aún no se había limpiado completamente tras el temporal de finales de octubre. A pesar de las advertencias, la situación mejoró lo suficiente como para reactivar el servicio ferroviario entre Barcelona y Valencia, lo que permitió la reanudación de la línea de alta velocidad.
El impacto fue especialmente severo en Málaga, donde más de 4.200 personas fueron desalojadas preventivamente de sus viviendas cercanas a ríos. Además, varias provincias del sur de España, como Sevilla y Cádiz, permanecen en alerta naranja, con clases suspendidas para más de medio millón de estudiantes. El gobierno de la Comunidad Valenciana, criticado por su manejo de las inundaciones previas, enfrenta críticas y protestas, mientras que las autoridades continúan trabajando en la búsqueda de personas desaparecidas.