«Los dominicanos llevan su esencia a todas partes, pero también la diluyen con facilidad. En cada viaje, en cada encuentro con otras culturas, las palabras y gestos ajenos se adoptan casi de inmediato, mientras lo propio queda en segundo plano».
Por: Yoarem Monegro
He visto cómo rápidamente los dominicanos, cruzando por el aeropuerto, empiezan a cantar el gentilicio del país al que van a visitar.
Pero también, desde el exterior de mi país, cuando he viajado, he tenido la oportunidad de ver cuántas dinámicas aplicamos, no solo en verbo, sino que en lenguaje corporal lo expresamos más, lo que hace que, desde el instante, reconozcan que es un dominicano.
Ahora pregunto, ¿cuál identidad nacional? Vamos al patio, al barrio de la 42, Capotillo, Espaillat, Villas Agrícolas, así como otros sectores importantes destacados por terminologías propias, y desde el personaje artístico, el político, hasta el pelotero, de inmediato, para adentrarse en lo que llaman empatía, adoptan jerga, estilo del lenguaje físico, las musarañas y demás. ¿Quisiera saber si eso favorece la identidad nacional?
Vamos de viaje. Desde que estamos en el aeropuerto, ya estamos cantando «boricua», somos «madre patria» de España, «mijito» de Centroamérica, «wey» de USA, «pana» de México y todos somos «chamo» de Venezuela. Pero lo más grave es que, en menos de 24 horas, las ranas son «coquí», los huevos «omelet», la carne «estofado», el guiso «un salteado», el dinero «money», la señora «la madame».
Lo grande del caso es que, en un viaje de tres días, los dominicanos saben más palabras y tienen más comportamientos emulados que los que trataron de enseñarles desde que nacieron. ¡Es un caso fuerte el nuestro!
¿Acaso han visto a alguien de otro país adherirse a una cultura por más años que dure en otro país? He visto extranjeros en suelo dominicano mantener su identidad nacional. ¿Por qué razón no podemos hacer lo mismo?
El concepto de identidad, según Karl Marx, es aquel que está conectado con identificaciones y proyecciones, en la forma en que la persona se reconoce a sí misma y que, además, se vale de las relaciones con la sociedad para elevar su desarrollo.
Según la Real Academia Española (RAE), la identidad es el conjunto de características propias de una persona o de una colectividad frente a otros.
¿Cuál identidad nacional?
Es el sentimiento de pertenencia de una comunidad o nación en la cual se comparten historia, símbolos patrios, tradiciones y valores, expresa el Diccionario ABC.
Ahora me pregunto: ¿por qué razón los dominicanos nos identificamos con tantas culturas al instante y soltamos la identidad nuestra? ¿Acaso es que nuestra identidad nacional no es importante? ¿A quién le duele nuestra identidad nacional?
Nuestro origen de identidad proviene de la unión de las culturas española y africana, y se tilda de casi nada aborigen. Eso es lo que dice el portal web del Ministerio de Educación en República Dominicana cuando buscamos esta palabra.
Sin embargo, considero que quizás es más profundo que estos conceptos. Nuestros comportamientos sociales con poca identidad nacional dominicana, por ejemplo, florecen en una crisis noticiosa por mal manejo de nuestra identidad nacional. Muchas veces, o casi siempre, actuamos en favor de todo, menos del suelo y la tierra que nos vio nacer.
La identidad nacional es más que simples palabras; es nuestra imagen dentro y fuera del país. Es más que elementos y colores. Nuestra identidad habla por nosotros.
Indistintamente de que la tasa poblacional actual esté influenciada por amarillos y morenitos, mantener la identidad nacional dominicana será lo que permitirá mañana preservar nuestra soberanía nacional.
¿Todavía piensas: cuál identidad nacional?
