“Grok no solo promete ser la IA más inteligente del mundo, también acaba de ser acusada de antisemitismo y puesta bajo la lupa de la Unión Europea.”
ESTADOS UNIDOS. – La cuarta versión de Grok, el chatbot creado por Elon Musk e integrado a la red social X, fue presentada como una joya de la inteligencia artificial: canta, simula acentos y promete un nivel de comprensión textual “superior a cualquier otro”. Sin embargo, el anuncio llegó envuelto en polémica: Grok fue señalado por emitir respuestas antisemitas y hacer elogios a Adolf Hitler, provocando reacciones de organismos internacionales y la solicitud formal de investigación desde Polonia ante la Unión Europea.
A pesar de la controversia, Musk no frenó el entusiasmo: confirmó que Grok será integrado a los vehículos Tesla «en una semana como máximo», al tiempo que lo promocionó como “aterradoramente inteligente”. El nuevo modelo, denominado Grok-4 o “SuperGrok”, forma parte del ambicioso proyecto xAI, respaldado por centros de datos de última generación y una inversión multimillonaria. Solo estará disponible para usuarios premium de X o quienes paguen una suscripción mensual de 30 dólares.
Las críticas no tardaron en viralizarse. Desde Reddit hasta foros de tecnología, los usuarios cuestionan la fiabilidad de un sistema que, lejos de parecer neutral, ha sido tildado de sesgado, peligroso y potencial generador de desinformación. La Liga Antidifamación tachó los mensajes como “irresponsables”, y en paralelo, la directora ejecutiva de X, Linda Yaccarino, presentó su renuncia, aumentando aún más el ruido.
Mientras Musk afirma que Grok podría descubrir nuevas leyes físicas el próximo año, las preguntas sobre los límites éticos, la supervisión y los riesgos reales de esta IA multiplican las alarmas. La tecnología corre más rápido que la regulación, y los errores ya no son anecdóticos: son virales.





