LA VERDADERA HISTORIA DE…, «EL EBANISTA DE LA Romana» ¿Un héroe o un villano?

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«Guillermo, pareció haberse preparado y mentalizado en destrezas para el día de su justicia final» …,

«No llegó un negociador, no vimos entrar un dron, una cámara inteligente que ubicara al sublevado antes de verlos entrar con el pecho abierto y verlos salir en segundos con rostros ensangrentados, arrastrándose mal heridos y derrotados por Guillermo Tavarez; un simple hombre conocido como el Ebanista del pueblo»…, 

«El Ebanista disparó hasta que quiso, hasta que le terminaran las balas o hasta que las autoridades de su país le tomaran en serio las varias denuncias que había hecho sobre los robos de sus herramientas en su taller ya que nunca les respondieron»…, 

Por: GERALDO WT

República Dominicana. Daba miedo imaginar entrar. Dentro de la vieja casucha obscura y sórdida estaba él…, no sabíamos en qué esquina o lugar. Sólo teníamos bien claro que cada policía que asomaba la cabeza recibía un tiro. Eran disparos certeros…, balas como de un veterano que se había preparado para el día de LA VENGANZA.

 

Afuera: Dos hombres muertos. Tendidos sobre la acera. Los gritos de los vecinos, los policías que llegaban, el sórdido estallido de los disparos, la sangre en el pavimento…, el peliculesco episodio de ver entrar a jóvenes policías sin estrategias, sin cascos protectores y sin herramientas tecnológicas de vanguardia…, no llegó un negociador, no vimos entrar un dron, una cámara inteligente que ubicara al sublevado antes de verlos entrar con el pecho abierto y verlos salir en segundos con rostros ensangrentados, arrastrándose mal heridos y derrotados por Guillermo Tavarez; un simple hombre conocido como el Ebanista del pueblo.

Antes de atrincherarse en la vieja casucha se le había visto pasar, vestía de rojo, desaliñado y en chancletas, como si ya no le importara nada. Guillermo fue y mató a dos hombres, Gamalier y Aneudy, quienes estaban en la esquina trabajando  de motoconchistas.

El Ebanista, nombre con el que  se ha viralizado Guillermo, pareció haberse preparado en destrezas y haberse mentalizado para el día de su justicia final, como se comenta en el pueblo…,

Mató al primer teniente Moisés Hernández de un disparo directo a un ojo, como si hubiese practicado tiro al blanco. Tomó su arma y se refugió de manera estratégica en aquella vieja casucha desde donde sometió a la policía por 7 horas, dejándola ante el mundo como carente de entrenamiento táctico para crisis de terrorismo. El Ebanista disparó hasta que quiso, hasta que le terminaran las balas o hasta que las autoridades de su país le tomaran en serio las varias denuncias que había hecho sobre los robos de sus herramientas en su taller ya que nunca les respondieron ni dieron seguimiento a los ladrones que le tenían de relajo y de los que ya consideraba una burla.

Ayer dijo El Ebanista que hasta hoy. Se dice que se le escuchó hablar de masacre colectiva, de justicia y de que «todo es hasta un día».

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