La sombra de la hambruna se cierne con fuerza sobre cinco puntos del planeta: Haití, Sudán, Sudán del Sur, Gaza y Malí. La advertencia viene de la propia Organización de las Naciones Unidas, que este lunes presentó un nuevo informe semestral de la FAO y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) que califica la situación como una “alerta roja”. Sin intervención urgente, millones podrían morir por falta de comida en los próximos meses.
El documento, titulado “Puntos críticos del hambre”, expone un deterioro drástico de la seguridad alimentaria aguda en al menos 13 países y territorios. Pero es en estos cinco donde la crisis ha escalado de forma imparable, debido principalmente a los conflictos armados, el colapso institucional, el desplazamiento forzoso y la reducción dramática de la financiación internacional.
La crisis se ha acentuado porque a la población cada vez le cuesta más acceder a las ayudas y por una disminución de la financiación por parte de donantes importantes como Estados Unidos. En la Franja de Gaza, «la probabilidad de hambruna aumenta a medida que las operaciones militares [israelíes] a gran escala dificultan la capacidad de entregar asistencia humanitaria vital», señala el informe.
Uno de los factores más preocupantes es la dificultad creciente para acceder a las poblaciones afectadas. En zonas como Gaza o partes de Haití controladas por pandillas, los corredores humanitarios son inexistentes o están constantemente amenazados. A esto se suma una caída significativa del respaldo económico de potencias tradicionales como Estados Unidos, que han recortado sus aportes a organismos internacionales.

Además de los cinco focos de emergencia extrema, la ONU pidió vigilancia urgente sobre otros territorios donde la situación también puede desbordarse, como Yemen, Birmania, Nigeria y la República Democrática del Congo. En palabras de Cindy McCain, directora ejecutiva del PMA, “sabemos dónde está aumentando el hambre y quiénes están en riesgo. Pero sin financiación ni acceso, no podemos salvar vidas”.
Mientras tanto, la burocracia internacional se enreda en cumbres diplomáticas sin resultados concretos, y la cobertura mediática es escasa. Si no se actúa de inmediato, estas regiones podrían entrar en una fase irreversible, donde el hambre no será una amenaza, sino una sentencia.