El mar rugió en Japón como respuesta al temblor en Rusia

El mar se revuelca y las alertas no cesan: la amenaza llegó por agua

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Redacción PCP
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Por: Génesis Lara 

“Las primeras olas ya tocaron tierra en Chiba; suben los ríos, suben las alarmas y sube el miedo: Japón vuelve a enfrentar la furia del mar.”

CHIBA, JAPÓN– Las costas japonesas comenzaron a sentir los embates de un tsunami generado por el poderoso terremoto de magnitud 8.8 que sacudió el fondo marino frente a la península de Kamchatka, en Rusia. Aunque el epicentro estuvo lejos, la amenaza llegó de forma directa: las primeras olas tocaron tierra en Kujūkuri, prefectura de Chiba, levantando una alerta inminente de desastre natural.

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En esta zona costera, se observaron olas anómalas avanzando río arriba, un fenómeno que preocupa profundamente a las autoridades por su peligrosidad: el agua, en lugar de retroceder, se adentra. Las proyecciones meteorológicas advierten que las olas podrían alcanzar hasta 3 metros en ciertas áreas del Pacífico japonés, especialmente en las regiones de Hokkaido, Tohoku y Kanto. Esto ha activado evacuaciones preventivas que, hasta el momento, han desplazado a más de 1.9 millones de personas.

El porqué de esta emergencia se explica por la ubicación geológica de Japón: el país se encuentra sobre el Anillo de Fuego del Pacífico, una de las zonas más sísmicas del planeta. El para qué de las advertencias es claro: salvar vidas. Las autoridades buscan evitar que se repita una tragedia como la de 2011, cuando el tsunami arrasó comunidades enteras. Hoy, el objetivo es proteger zonas residenciales, turísticas y portuarias, muchas de ellas densamente pobladas.

Los efectos se sienten ya: puertos cerrados, clases suspendidas en varias prefecturas, y una constante vigilancia sobre las plantas nucleares, incluyendo la de Fukushima, donde se activaron protocolos de seguridad. El sector pesquero también ha sido golpeado: decenas de embarcaciones han tenido que ser evacuadas o fondeadas a contrarreloj, afectando la cadena de suministro alimenticio local.

Alerta para residentes y turistas: se ha solicitado evitar playas, ríos, bahías y zonas bajas, incluso si las olas iniciales parecen pequeñas. Los expertos advierten que las olas más peligrosas pueden llegar horas después del primer impacto, y que el mayor peligro está en las corrientes arrastradas, capaces de derribar estructuras y llevarse vehículos y personas en segundos.

La televisión japonesa y los canales de alerta nacional transmiten constantemente la evolución del fenómeno. Las sirenas de evacuación se han activado en más de 20 localidades, mientras drones y helicópteros monitorean los patrones del oleaje.

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