“Israel ya mató a científicos, Irán respondió con misiles y Trump amenaza con el único arsenal capaz de romper el corazón del programa nuclear persa.”
GINEBRA. SUIZA – En medio de una escalada que ya ha dejado al menos 249 muertos, cancilleres de Alemania, Francia, Reino Unido y la Unión Europea se sentarán este viernes con el jefe diplomático iraní Abás Araqchi, con la esperanza de frenar lo que ya huele a catástrofe anunciada: una guerra declarada entre Israel e Irán que no da tregua ni señales de moderación.
Desde el 13 de junio, Israel ha bombardeado objetivos clave en Irán, alegando que Teherán está a un paso de conseguir armamento nuclear. La respuesta iraní ha sido clara: drones, misiles y fuego directo, mientras se entierra a sus científicos y altos mandos militares. Entre tanto, la infraestructura nuclear iraní ha sido seriamente golpeada, aunque no destruida por completo.
Pero el punto de quiebre puede venir desde Washington. Donald Trump evalúa entrar a la contienda, y con él, la GBU-57, la bomba más poderosa del arsenal estadounidense, capaz de penetrar las profundidades del centro nuclear de Fordo, al sur de Teherán.
Mientras los misiles siguen cruzando el cielo del Medio Oriente, la diplomacia se aferra a una última ventana de dos semanas para evitar que el planeta entre en un conflicto de consecuencias irreversibles.
