Por: Genesis Lara
“Aunque el lugar tiene letreros, cuerdas y boyas de advertencia, cada año el mismo remolino cobra víctimas. Esta vez, se tragó a dos jóvenes de 22 y 24 años. ¿Hasta cuándo se permitirá que el Segre siga devorando vidas?”
CAMARASA, ESPAÑA – El verano ha vuelto a teñirse de luto en el noreste de España tras el fallecimiento de dos jóvenes de origen dominicano, de 22 y 24 años, quienes murieron ahogados el pasado lunes 21 de julio en el río Segre, en un tramo ya tristemente conocido por su peligrosidad.

Jordi Martínez, jefe de intervención de los Bomberos de la Generalitat, advirtió que este fenómeno natural tiene fuerza suficiente para atrapar a una persona y mantenerla sumergida. “Es muy fácil que se te lleve hacia abajo y te acabe engullendo”, afirmó.
La alcaldesa de Camarasa, Elisabet Lizaso, también confirmó que el baño en el río está permitido, pero aclaró que la zona donde ocurrió la tragedia ha estado claramente delimitada como peligrosa. Sin embargo, las precauciones no parecen suficientes ante la magnitud del riesgo que representa este sector del Segre.
Los jóvenes formaban parte de la comunidad dominicana residente en Cataluña, cuyos miembros hoy exigen respuestas más contundentes. El dolor se repite, y la pregunta es inevitable: ¿qué más debe pasar para que se tomen medidas más drásticas en ese punto del río?





