Por: Genesis Lara
“La ausencia prolongada del Estado y la crisis económica en ambas naciones abren un vacío que migrantes haitianos llenan en zonas rurales dominicanas, poniendo en alerta la seguridad y el orden público.”
ELÍAS PIÑA, RD – En medio del olvido estatal y la falta de oportunidades, muchas familias dominicanas continúan abandonando zonas rurales de Elías Piña, especialmente en el municipio Comendador, movidas por la necesidad de encontrar mejores condiciones de vida en otras regiones del país. Lo preocupante es que estas viviendas, muchas de ellas construidas con esfuerzo comunitario o programas sociales pasados, no quedan vacías por mucho tiempo: son rápidamente ocupadas por familias haitianas que cruzan la frontera huyendo de la violencia, el hambre y el colapso político en su país.
Las comunidades de Rinconcito, Sabana Yegua, Sabana Campo, Lamedero, La Margarita, Pinzón, Carrera Verde, El Carrizal y Galindo, entre otras, son escenario de un fenómeno constante pero poco visibilizado: el reemplazo progresivo de la población dominicana por migrantes haitianos que se asientan sin regulación formal, en zonas donde no hay agua potable, energía eléctrica, centros de salud ni escuelas funcionales.
Esta migración no solo obedece al deterioro social y económico de Haití, sino también al abandono prolongado del Estado dominicano en zonas fronterizas, donde las oportunidades agrícolas se han reducido y los servicios básicos son prácticamente inexistentes. La falta de vigilancia fronteriza y una política migratoria débil contribuyen a que estas ocupaciones se mantengan y se multipliquen, sin planes concretos para regularizar o atender esta transformación territorial.
Este fenómeno afecta profundamente el tejido rural dominicano. La desmovilización de agricultores nacionales en comunidades históricas amenaza con desaparecer prácticas locales de producción y cultura, generando una sensación de pérdida identitaria. Además, podría provocar tensiones sociales a mediano plazo, si no se implementan medidas que garanticen orden, protección de la frontera y políticas de desarrollo sostenible en estas zonas.

Para la juventud de la provincia, el panorama también es desolador: sin acceso a educación, servicios ni oportunidades, el futuro se convierte en una opción de escape. Esta situación representa un alerta urgente para las autoridades, ya que Elías Piña está perdiendo progresivamente a sus ciudadanos más productivos, y con ellos, la posibilidad de fortalecer una frontera resiliente





