Contagios por hepatitis revientan las alertas

La vigilancia flaquea, los antivirales no alcanzan y el virus sigue corriendo sin freno.

Redacción PCP
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Por: Nathalia Taveras

“En solo siete días, República Dominicana notificó 910 casos de hepatitis B y 541 de hepatitis C, en medio de un sistema sin pruebas suficientes, sin cobertura plena de tratamiento y sin un registro nacional confiable.”

SANTO DOMINGO. RD – La hepatitis viral se está moviendo con sigilo, pero con fuerza, en todo el territorio dominicano. Así lo dejó claro el más reciente boletín epidemiológico del Ministerio de Salud Pública, que revela que 1,451 personas fueron diagnosticadas con hepatitis tipo B y C durante la semana 27 del año 2025, una cifra que enciende las alarmas del sistema sanitario nacional.


El Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Sinave) detalló que 910 de estos casos corresponden a hepatitis B, afectando principalmente a hombres, mientras que los 541 casos restantes fueron de hepatitis C, con mayor incidencia entre mujeres. Aunque los números reflejan un descenso respecto al año anterior —cuando se registraron 1,617 casos de hepatitis B y 834 de C en la misma semana— las condiciones estructurales del sistema de salud pintan un escenario preocupante.

Nuestras unidades de carga son las más avanzadas

El Ministerio de Salud Pública reconoce múltiples vacíos críticos en el abordaje de la hepatitis: déficit en el acceso a pruebas diagnósticas, cobertura antiviral limitada, ausencia de un registro nacional especializado, falta de estudios de seroprevalencia y personal de salud insuficientemente capacitado para detectar y manejar los casos. Esto no solo complica la respuesta inmediata, sino que podría estar dejando muchos contagios en la sombra.

A pesar de estos desafíos, el país sí cuenta con un programa de vacunación contra la hepatitis B, a cargo de la División de Inmunoprevenibles por Vacunas (DIV), que incluye la inmunización en distintas etapas de la vida y tamizajes obligatorios para embarazadas. No obstante, los expertos insisten: vacunar no basta sin diagnóstico efectivo ni seguimiento clínico robusto.

La hepatitis viral, especialmente los tipos B y C, es una enfermedad que ataca silenciosamente el hígado. Puede transmitirse por vía sexual, fluidos corporales, alimentos contaminados o incluso transfusiones no seguras. Y cuando da señales, lo hace con síntomas como fatiga extrema, náuseas, ictericia, fiebre baja y dolor en la zona del hígado, síntomas que muchas veces pasan desapercibidos o se confunden con otros males comunes.

Mientras el virus sigue avanzando, la vigilancia nacional parece correr en cámara lenta.

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