«En un sector donde la movilidad es un desafío y los derechos básicos parecen ignorados, personas con discapacidad y envejecientes lidian con obstáculos diarios que limitan su calidad de vida. La falta de espacios adecuados, agua potable y seguridad agrava una realidad que muchos han denunciado sin obtener respuestas».
VILLAS AGRÍCOLAS, RD. – Las calles del sector se han convertido en un laberinto de dificultades para quienes tienen movilidad reducida. Sin rampas, señalizaciones ni espacios adaptados, los desplazamientos diarios representan un riesgo constante.
Durante un encuentro organizado por la Coordinadora de Organizaciones Barriales Don Bosco (Codonbosco), miembros de la comunidad denunciaron la falta de atención gubernamental. Virginia Reinoso, presidenta de la Fundación de Discapacidad Manos Abiertas, afirmó que llevan más de dos años solicitando un local sin respuesta.

El problema se extiende más allá de la accesibilidad. La comunidad también enfrenta agua contaminada con heces fecales, según Ariel Modesto Rosario, presidente del Consejo de Juntas de Vecinos. Además, la inseguridad y la falta de alumbrado público han convertido las calles en zonas peligrosas, donde los asaltos son frecuentes.

Las demandas de los residentes incluyen acceso a terapias, talleres de lengua de señas, aumento del suministro de agua y mayor presencia policial. Sin embargo, hasta ahora, sus voces no han sido escuchadas.
