Por: Genesis Lara
“Los manifestantes aseguran que no es intolerancia, sino prevención ante prácticas que consideran incompatibles con la cultura dominicana.”
PUNTA CANA, RD – La acera frente a la Mezquita Nurul Islam comenzó a llenarse de ciudadanos que llegaron solos, en grupos pequeños con autoridades pendiente a cualquier movimiento. El ambiente se percibe tenso pero sin violencia.
Los reclamos están calmados. Con una tarima armada dejan claro su mensaje “No al Islam”. Sin embargo, insisten en que su protesta no va dirigida contra las personas, sino contra “el musulmanismo extremista” y la posible entrada de prácticas “ajenas” o “peligrosas” que, según ellos, amenazan la identidad local.

Isaac Colón, organizador de la marcha, afirmó: «Estamos aquí ejerciendo nuestro derecho a la protesta pacífica por varias razones. Primero, la ilegalidad de esta mezquita, ya que inicialmente se presentó como una vivienda unifamiliar y luego se reveló que en realidad era una mezquita, lo que genera desconfianza y falta de transparencia».

En segundo lugar, Colón señaló que la mezquita no cumple con las normativas establecidas, pues según la ley debería estar ubicada al menos a 200 metros de distancia de ciertas instalaciones, y en este caso se encuentra justo al lado de la estación de servicio Bomba de Paz. Finalmente, expresó su preocupación por el impacto que esta situación podría tener en la comunidad y la seguridad local.

Con el pasar de las horas, la multitud no deja de crecer. El calor persiste, pero nadie parece querer ceder. Mientras la marcha sigue, hay un mensaje claro, y es que la comunidad no está dispuesta a aceptar sin cuestionar esta construcción ni la expansión de una religión que consideran cada vez más presente en la zona.




