Tailandia y Camboya firman tregua que detiene derramamiento de sangre

Cinco días de violencia militar dejan pueblos vacíos y fronteras bajo tensión

Redacción PCP
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Por: Genesis Lara

Cazas, artillería pesada y fuego cruzado forzaron la huida de casi 300 mil personas; solo una tregua urgente detuvo la catástrofe.”

KUALA LUMPUR, MALASIA– La frontera entre Tailandia y Camboya fue escenario de cinco días de ataques armados. Entre el 24 y el 28 de julio, ambos países vivieron una escalada sin precedentes. La violencia dejó al menos 36 muertos y más de 290 mil personas desplazadas. El conflicto afectó zonas rurales, viviendas, comercios y rutas agrícolas.

Este lunes, Tailandia y Camboya firmaron un alto al fuego inmediato e incondicional. El acuerdo se alcanzó en Kuala Lumpur, gracias a la mediación del primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim. Estados Unidos y China participaron como coorganizadores y observadores.

La violencia dejó 22 muertos del lado tailandés y 14 del lado camboyano, entre civiles y soldados. Más de 290 mil personas huyeron. De ellas, 156 mil se refugiaron en Tailandia y 134 mil en Camboya. Muchas viven en campos temporales sin acceso a servicios básicos.

La disputa comenzó por un antiguo conflicto territorial. Los mapas coloniales de 1907 siguen siendo fuente de desacuerdo. En mayo, la muerte de un soldado reavivó las tensiones. La comunidad internacional intervino de inmediato. Naciones Unidas, la Unión Europea, Washington y Pekín pidieron un alto el fuego. Donald Trump contactó a los líderes de ambas naciones. La presión política y económica aceleró la firma del acuerdo.

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Las familias fronterizas perdieron sus hogares y medios de vida. Agricultores y comerciantes no pueden trabajar. Escuelas y hospitales están cerrados o colapsados. Migrantes camboyanos en Tailandia enfrentan riesgo de represalias. La economía de ambas naciones está en pausa.

Aunque el acuerdo está firmado, la tregua es frágil. No hay una fuerza internacional que supervise su cumplimiento. La zona sigue siendo un polvorín. Si no se soluciona el conflicto territorial, la violencia podría volver.

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